5 Consideraciones fundamentales antes de lanzar tu start-up

¡Pensar! Esta es mi principal recomendación. Seguro que ya se ha pensado mucho en los aspectos más operativos (el modelo de negocio, los proveedores, los clientes, etc). Sin embargo, antes de lanzar, hay que olvidar toda la ilusión sobre el proyecto y la operativa, respirar hondo y dedicar una o dos horas a pensar sobre algunas cuestiones más profundas que guiarán toda la estrategia:

Mi objetivo es lanzar una compañía para venderla y hacerme millonario o mi idea es crear una startup para ser mi propio jefe y poder tener unos ingresos que me permitan vivir bien.

En el primer caso, necesitarás inversores que entren en tu proyecto y acelerar al máximo el crecimiento con un alto elevado riesgo de fracasar (sólo buscarías tamaño, sin importar los beneficios).

En el caso de querer crear una compañía “de por vida”, lo importante ya no es crecer con muchas pérdidas sino asegurarte que el proyecto es viable. En este contexto, ¿quieres realmente compartir el proyecto con otros inversores que tienen otras motivaciones?

Es importante saber que las dos alternativas son válidas pero se debe tener muy claro qué se quiere conseguir antes de entrar en la dinámica de buscar “business angels”, incubadoras, etc.

El primer día de la startup, hay inclinación a “regalar” acciones a cambio de servicios o ayudas futuras. Hay que pensar mucho quién realmente queremos que nos acompañe en esta aventura. En los momentos malos (que desafortunadamente habrá) la relación con los socios va a ser clave. Por ello, es importante pensar muy mucho quién viene con nosotros en este viaje (y qué nos va realmente a aportar el potencial socio).

Si no tengo otra alternativa, igual no hay tanto riesgo… pero si estoy ya en otro trabajo tengo que tener mucho cuidado sobre el coste de oportunidad de dejar lo que tengo. Sin quererlo, tendemos a ser muy optimistas sobre la velocidad a la que va a crecer la compañía por lo que es bueno saber qué estoy sacrificando (sobre todo en el lado económico) y cuánto tiempo puedo aguantar.

Sobrevivir “a duras penas” y casi sin ingresos es relativamente fácil. Lo complicado es darse cuenta que el proyecto no acaba de “crecer” y que hay que dedicarse a otras actividades. Idealmente habría que tener una fecha en mente (un año, dos años, etc) con unos objetivos mínimos como alerta para saber que el proyecto no va por dónde tiene que ir.

Aunque estemos convencidos que el proyecto va a funcionar (dado que en caso contrario no lanzaríamos), es importante saber que igual no tenemos éxito. En este caso, ¿tenemos otras alternativas? ¿Qué haremos si no funciona? Esta pregunta es muy incómoda porque tenemos que confiar en que todo vaya bien. Sin embargo, creo que es importante por lo menos reflexionar sobre qué alternativas reales tenemos.