9 Cosas que te impedirán alcanzar el éxito

Un proverbio africano dice “Cuando no hay enemigo interior, el enemigo externo no puede hacernos daño”. Y es que tú eres tu peor enemigo y al mismo tiempo tu mejor aliado. Tus metas y tus límites los marcas tú.


Si has leído mis posts anteriores, sabrás que cuando hablo de éxito, no me refiero a éxito profesional, si no al absoluto, al que es consecuencia de vivir cada parte de tu vida como te gustaría vivirla.


Así pues a continuación te indico 8 factores, todos internos, que afectan directamente a la consecución de tus objetivos, ya sean profesionales, personales o ambos.

1. No saber qué es el éxito para ti.

Es normal que no dediquemos suficiente tiempo a pensar qué es el éxito para nosotros, y sencillamente entendemos por ello ganar dinero, manejar un gran equipo, etc.


Cuando no sabemos qué es lo que realmente queremos de la vida, es como seguir un mapa hacía el norte, pero sin un destino claro, y quizás no te gusta la ciudad a la que llegas, o tardas más de lo esperado en llegar porque no sabes a dónde quieres ir.


Por tanto, define cuáles son tus metas, tus objetivos, qué es lo que quieres de tu vida profesional y personal.

2 . No tomar decisiones o dudar constantemente de las que tomas.

La indecisión es un gran mal. Es mejor decidir, puesto que:


decidir + actuar = equivocarte o acertar


no decidir + no actuar = ni equivocarte ni acertar



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Esto es aún más importante en el mundo empresarial, donde no puedes repetidamente mostrar incertidumbre en cuanto a las decisiones que tomas o debes tomar. Esta actitud hará que la gente que te sigue se sienta incómoda, tenga dudas de si el capitán del barco, realmente es consciente de donde los está llevando o sólo navega con esperanzas de encontrar un puerto.

3. No hacer lo que dices que vas a hacer.

Si has resuelto que llevarás a cabo X acciones, es hora de implementar. Decidir no sirve de nada si no actúas. Debes asegurarte que tus decisiones se convierten en acciones. Esta es una tarea extremadamente difícil en ocasiones. Sobre todo cuando implica cambios significativos en nuestra vida, en nuestro día a día, cuando conlleva un sacrificio por nuestra parte. Pero el éxito no llega fácil, si no todos vivirían en él.


Decidir y actuar (implementar) son determinantes en tu futuro profesional y personal.

4. Carecer de una hoja de ruta.

Si sabes a dónde quieres llegar, tienes que delinear un mapa, una hoja de ruta, mientras más detallada mejor, de todos los pasos que debes ir completando para llegar a tu destino.


Imagínate que decides trasladarte de Madrid a Estocolmo. Debes decidir cómo iras. Dispones que será en coche. No te subes y pones el GPS. Es un trayecto largo y será difícil, pero puedes exprimirlo y disfrutar de él, o puedes verlo como un sufrimiento. Lo que harías es planificar en que ciudades vas a parar, qué caminos vas a coger. Incluso cuando dejas que el GPS te guíe, previamente miras cuáles son los pasos que seguirá. Sabes qué ciudades vas a atravesar, cuáles están cerca, incluso los pueblos y algunas aldeas. A veces, hasta programarás hacer paradas en restaurantes perdidos en el medio de la nada. De hecho, cuando comienzas el viaje, no marcas en el GPS Estocolmo, si no que en cada trayecto introduces la siguiente parada. Si hoy sales de Madrid, le dirás al GPS que quieres ir a Barcelona, quizás incluso pongas Zaragoza que está a mitad de camino, por ejemplo. Dividirás tu viaje en pequeños objetivos más fáciles de alcanzar.


No te digo que planifiques tus propios 10 años, ni mucho menos. Pero sí que hagas una hoja de ruta para alcanzar objetivos concretos. Si quieres ser el próximo CEO de tu empresa, piensa qué situaciones deberían ocurrir para que esto se dé. Si ahora tienes 5 empleados y quieres que tu empresa tenga 35 trabajadores de aquí a 18 meses, haz un mapa mental de cuáles son los hechos que deben suceder para que esto ocurra, qué está en tu mano, hacía dónde debes guiar a tu equipo.

5. Intentar complacer a todos.

Grave error. Cuando quieres complacer a todos terminas molestando a muchos.


Yo fui culpable de esto en mi empresa; quise contentar a demasiadas personas y haciendo eso terminé dejando a todos descontentos. La gente no puede evitar compararse con su vecino. Es un hecho, una realidad que eso va a ocurrir. Un trabajador se compara con el de al lado, un empresario con otro, un vecino con el otro vecino, etc. Y si tomas las decisiones para contentar a todos, todos quedarán descontentos.


Por ello, si de todas formas vas a dejar a gente insatisfecha, al menos que sea tomando las decisiones que tú consideres mejores para tu futuro, el de tu empresa y el de tu equipo, pero no la decisión más buena para fulanita o la que menos va a enfadar a mengano, porque esas decisiones también va a enfadar a gente.

6. Lamentarte de tus errores.

Lamentarte de tus derrotas, de tus equivocaciones, de lo que has perdido, o de tus problemas es una pérdida de tiempo. Permíteme que te lo diga con mayor claridad, es una ENORME PERDIDA DE TIEMPO.


Los errores o los problemas ocurren, los analizamos, los entendemos, aprendemos, los aceptamos, volvemos a la carga, y los superamos. Si por la razón que fuera vuelves a fallar, pues sencillamente repites los pasos.


Pensar todos los días en tus problemas te bloquea a la hora de tomar decisiones, pues poco a poco te convertirá en una persona indecisa. Apagará tu optimismo y prenderá la llama del pesimismo que siempre está lista para arder en todos nosotros, lo cual es muy peligroso, en palabras de William James “El pesimismo conduce a la debilidad; el optimismo al poder”.

7. Rodearte de gente que no te aporta nada.

Esto ocurre más a menudo de lo que uno piensa en empresas y en la vida personal. Contratar o pasar el tiempo libre con gente o amigos negativos, o gente que se queja siempre, personas tóxicas, vagos, incompetentes. Gente a la que sabes que no le puedes contar tus sueños porque se reirían, trabajadores que cuando les mandas a un curso de ventas o gestión del tiempo o lo que sea, piensan que es una pérdida de tiempo porque ellos no necesitan formarse más. Amigos o empleados envidiosos, los puedes descubrir porque siempre justificarán su envidia al compararse con otra persona y añaden la coletilla “es injusto porque yo…”.


Si bien no siempre puedes evitar tener contacto con estas personas, lo que sí debes procurar es rodearte de gente que te empuje a sacar lo mejor de ti. Personas que crean en ti, en tu potencial, en lo que puedes ofrecer y dar. Que te apoyen. Siempre sin olvidar que el paso final depende únicamente de ti.

8. Delegar en exceso.

Primeramente diré que creo fervientemente en delegar. He tenido buenas y malas experiencias. Y seguiré delegando tanto como pueda. Pero hay que diferenciar entre “delegar responsabilidades” y “delegar algo que tú deberías hacer”. A veces es difícil ver la línea que separa ambos.


En el caso de las empresas se da mucho con emprendedores nuevos. Si has tenido la oportunidad de hablar con grandes empresarios o has leído biografías de algunos, verás que muchos de ellos quebraron en algún momento de su vida, y normalmente fue porque descuidaron sus finanzas, las delegaron al máximo, en alguien en quien confiaban, y cuando se dieron cuenta ya era tarde, o esa persona no era eficiente o los había engañado. Al final la culpa es, sin lugar a dudas, del emprendedor que no cumplió con su obligación de vigilar la situación financiera. También es común este error en la supervisión de la dirección de ventas.


En lo personal, ocurre cuando estás a la espera de que un familiar o amigo lleve a cabo alguna acción que te acercará a tu meta, que te consiga una información o te preste un dinero. Aquí es más fácil descubrir la “línea” a la que hacía referencia antes. “Delegar responsabilidades” vendría a ser cuando es casi imposible que tú puedas llevar a cabo esa acción, y “delegar algo que tú deberías hacer” es cuando sabes que tú puedes, pero si lo hace tu familiar o amigo, pues mucho mejor porque así no te toca esforzarte.


Sea cual sea la situación, cuando delegas responsabilidades en alguien, debes pedir reportes, al menos en un principio, darle seguimiento a la situación, y apoyo a la persona en la que delegas hasta que estés plenamente seguro de que los resultados que quieres se están produciendo.

9. Confundir el dinero con el éxito.

He vivido con mucho dinero y vivido con poco. Y, no te voy a engañar, la primera situación es mucho mejor. Ahora bien, no hay que equivocarse, el dinero no lleva al éxito, si acaso, es al revés, tu éxito te dará dinero.

Si te centras demasiado en ganar dinero perderás éxito en otros ámbitos de tu vida, ya que el dinero es como cualquier droga y te absorberá. Pero si tu prioridad es el éxito absoluto, el balance perfecto entre tu vida personal y profesional, tu vida será mejor y posiblemente obtengas las mismas rentas que si sólo te centras en el dinero, pero encima disfrutando del recorrido.

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About the Author Gustavo Escobar

Ayudo a empresas, emprendedores y vendedores a generar leads (contactos comerciales) de alta calidad de manera constante, y a incrementar sus ventas. En los últimos 2 años más de 24.000 profesionales de más de 140 países se han inscrito en mis cursos. Vivo en Sacramento, California, pero si quieres que trabajemos juntos la distancia no es un problema.


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